Los progresistas… ¿son tontos? Si, claro, por supuesto.

Ya se sabe que la progresía internacional y local (socalistas, comunistas y zurdos de toda clase, peronistas, Kristinistas, etc., es decir, los admiradores del Che, de Evita, de Marx, de Peron y de Gramsci) adoran la igualdad. Es así: no quieren vivir mejor, no les interesa… sino que desean que todos estemos igual. Te dicen que «En Cuba, a nadie le falta su vaso de leche«. Puede ser cierto… pero también es cierto que eso es todo: el vaso de leche… y NADA más. A eso apuntan con sus críticas al mérito, por ejemplo.
También te van a decir que gracias al socialismo, en Cuba muchísima gente tiene un título universitario… y los encontrás manejando un taxi en La Habana o trabajando de lo suyo… en Miami.

En pleno siglo XXI, hay dos preguntas CONCRETAS que cada persona debe hacerse: ¿Toda la ambición en la vida es tener algo para comer? ¿Es la igualdad una situación de mérito?
Si uno está sufriendo hambre, seguramente la primer pregunta es obligada. Es lo primero a solucionar… pero no debe ser la única ni última meta de ninguna persona.

En cuanto a la igualdad… antes que responder yo mismo, citaré a un amigo, el Dr. Sergio Gianni (médico):

«Si hay algo que no quiero ni busco para mí es la igualdad.
¿Qué es ser igual?
¿Igual a quien, igual en qué cualidades, condiciones o bienes?
¿Ser igual en todo, o en parte?
Y si es en parte… ¿en cuál, precisamente? ¿Igual en inteligencia, en educación, en riqueza, en oportunidades, en mérito, en suerte?.
Si fuera igual a otros en todo, no sería yo mismo, sería todos aquellos a los que soy igual y ellos lo serian a mí. Si fuera igual sólo en parte, resultaría que en la otras partes serían desiguales, por lo que no habría tal igualdad.

Los seres humanos no somos iguales, ni en nacimiento, ni en desarrollo ni en la muerte. Sólo tres cosas nos igualan: ser humanos, la posición de cada uno ante la ley y lo que ocurra después de la muerte. Sólo en estas tres cosas aspiro a la igualdad, en todo lo demás me regocijo en las diferencias, porque en ellas está la exclusividad e irrepetibilidad de ser quien soy.»

Cuando los gobiernos operan para proveer igualdad, comienzan a pasar estas cosas:

«Se dispararon los precios de los alquileres tras la nueva ley: cuánto cuesta un 2 ambientes, barrio por barrio«. Para septiembre de 2020, los precios de publicación de los alquileres crecieron un 26,6%, desde la aprobación de la ley de alquileres en julio de ese año. En este link podés saber por qué la nueva Ley Lipovetzky que regula alquileres les complicó la vida a inquilinos y propietarios.

En cambio, los gobiernos capitalistas de centroderecha hacen estas cosas:
Menos impuestos para invertir en Uruguay: así es el plan de Lacalle Pou para atraer empresas.

Por eso, concluyo con la pregunta del principio: los progresistas que buscan la igualdad, son tontos. A menos que sean DIRIGENTES, lo cual los sitúa en una posición en la que, lejos de ser tontos, son unos reverendos hijos de remil putas.

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